Discos el Diablo: El guardián del sonido

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Anuar Martínez está al frente de Discos el Diablo, así como del bazar de discos Los Rurales, además de otros giros que tienen que ver con el vinil. En charla amena nos platicó por qué desde hace poco más de una década se decidió a rescatar la cultura del disco, mucho antes de que ésta se pusiera de moda.

Comencé visitando los bazares, mercados, casas de cultura, tianguis de buena parte del país. Recorrí desde Tijuana hasta Mérida, es decir de Baja California a Yucatán, dándome a la tarea de rescatar el vinil. Fue una labor de aproximadamente dos años, viajando cada vez que la condición económica y el tiempo me lo permitían, por supuesto. En esos viajes conocí mucha gente inmersa en este asunto, pero en todos los casos me di cuenta de que faltaba un orden.

       Por ejemplo, en la ciudad de México había varios bazares improvisados, mismos que usaban a los expositores como carne de cañón. Este hecho me molestaba y me sigue molestando, pues aparte de que te obligan a pagar la entrada y pagar el stand, resulta que los eventos no tienen suficiente difusión, e incluso llegan a organizar los eventos en lugares insalubres. Con el propósito de revertir esta situación, junto con otros amigos coleccionistas tomamos ánimos para armar un colectivo de bazar de discos, siendo nuestra base el trueque y el intercambio como tal, más allá de la venta.

       Éste es el origen de Discos el Diablo, mismo que nace por la necesidad de quitarnos el estigma gringo de record, de vinyl. Considero al diablo como un símbolo transgresor hacia la música, pues me encanta el heavy metal y el new wave; de ahí, y como no hay algo más mexicano aparte del nopal y del águila que la lotería, entonces retomamos al diablito de la lotería nacional, le pusimos un disco, y ya está: Discos el Diablo, donde la combinación de la lotería y la música es netamente icónica. Por medio de estos elementos, la gente voltea a vernos ya que está familiarizada con los colores y con la figura que representa, el mexicanismo como tal.

       Una vez formado el bazar de discos, comencé a buscar lugares donde no nos vieran como carne de cañón, lugares abiertos a nuevos proyectos para que nos dieran un espacio, sitios que consideraran al disco como parte de una manifestación cultural. Ya no queríamos un lugar donde nos cobraran por estar, donde no hubiera difusión ni perspectiva, donde el organizador es el único que se lleva el dinero y comercializa. Esto último no está bien, no es válido, ya que no se puede ni se debe prostituir a la música. Alguna vez lo dijo Nietzsche: “Sin música, la vida sería un error.”

       Estamos aquí, después de librar varias batallas y de varios años de esfuerzo, donde mes con mes hemos llevado la música a todos los lugares en que nos han otorgado un espacio. Hacemos intercambios, damos conferencias, tenemos tornamesas públicas para que la gente lleve sus discos, para que nos comparta su música y se sume al proyecto; es decir, que viva la experiencia de tocar con unas tornamesas technics 1200, -un equipo profesional-, y que sienta lo que es ser un dj, que pueda experimentar, que conozca estas facetas, incluso que pueda escuchar los discos de una manera más pura. Ha sido un esfuerzo muy grande en estos últimos años, pero ahí vamos, en pro de la cultura del vinil.

       El que la gente retome la cultura del vinil es una cuestión generacional y de nostalgia. La mayoría de las personas que coleccionamos discos, tenemos un promedio de treinta a sesenta años de edad; es decir, somos de los denominados de la generación X. Nuestros sucesores temporales, llámense millennials, baby boomers y demás, se están dando cuenta de que la tecnología no lo es todo, y de que lo análogo fue hecho para perdurar por siempre. Este resurgimiento o renacimiento se debe a la nostalgia de lo coleccionable, de lo perdurable. En nuestro caso se debe a la música en formato vinil en su más pura expresión.

       Desde que las primeras ondas sonoras fueron grabadas en discos de cera, los profesionales se dieron cuenta de que toda la resonancia magnética quedaba completamente pura, notándose incluso la respiración y los errores. Conforme avanzó la tecnología, se logró plasmar el formato que actualmente conocemos: el vinil. Luego, el formato se fue comprimiendo y aunque esto le quitó cierta esencia, todavía se apreciaba la respiración vocal del mismo músico. Toda esta nostalgia nos corresponde generacionalmente, y eso nos hace replantear este renacer. De hecho, muchas bandas se han dado cuenta de las ventajas del vinil, aparte de que se trata de una obra de arte.

       En efecto, más allá del mismo disco negro como lo conocemos, desde los años cuarenta hasta la actualidad ha pasado por muchas variantes, llámese en pictures disc, en discos splats, demostrando que tiene más arte que un mp3, que un cd, debido a que puedes manipularlo de muchas maneras, y eso lo lleva a otro nivel. En consecuencia, el coleccionismo se ha incrementado.

       Sobre el proyecto Los Rurales, el restaurante del mismo nombre nos dio un espacio, pero como se trataba de un espacio muy reducido, nos atrevimos a tomar la calle, de manera que la plantilla de más de cincuenta expositores nos rotamos mes con mes. La rotación es con el objetivo de que la gente siempre encuentre material nuevo, con expositores nuevos y sin costos extras ni para el expositor ni para el público. Siempre he pensado que así como hay gente que se reúne a jugar ajedrez, así como hay gente que se reúne para dar vueltas en su moto, así como hay clubes de muchas cosas, así nosotros somos un grupo de coleccionistas que nos reunimos para hablar de música, para intercambiar música, y para enseñarle a las nuevas generaciones sobre diversos elementos de apreciación musical. Esto es lo que nos ha llevado a tomar las calles, a realizar un bazar itinerante; de manera que donde nos inviten, ahí estaremos, dispuestos para asistir y para apoyar.

       Record Store Day es una fiesta que se hace en Norteamérica, en Estados Unidos principalmente, y de ahí a nivel mundial. En México lleva cinco años. Con esta lucha del bazar, intentamos incorporarnos a ellos. No somos una tienda formal como manifiestan las reglas del Record Store Day, sin embargo festejamos el día del vinil en México; involucramos aquí a los pequeños coleccionistas melómanos de corazón, los que no necesariamente tienen que ir a una tienda para comprar un disco especial. Con nosotros pueden encontrar discos vintage, discos viejos, discos olvidados, discos que tal vez les marcaron una época, discos que, en suma, no los van a encontrar en las tiendas nuevas.

       Este año, el Record Store Day amplió la ruta, e incluyó a más de sesenta tiendas en la Ciudad de México, las que abarcan desde Satélite hasta Tlalpan, aunque se aglomeran en el centro de la Ciudad, sobre todo en la Roma y en la Condesa, que es donde se encuentra el mayor número de tiendas. Como bazar itinerante, nosotros también nos movemos en esas zonas. El crecimiento ha sido exponencial: hace unos tres años, había unas diez gentes formándose; hace un año, ya había filas desde la mañana. Este año fue completamente diferente, debido a que hubo gente que se quedó a dormir en las tiendas para poder conseguir un disco de edición especial. Esto nos habla de un crecimiento cultural grande, además de que implica el hecho de que la música en este formato está llegando a todas las generaciones. No es casualidad que este año haya salido un disco de David Bowie y Brian Eno de parte del soundtrack de Bob Sponja. Así, el vinil consigue armar una enorme fiesta en espacios abiertos y para todas las edades.

       Concluyo con una recomendación: sigan comprando discos, hagan fuerte el dicho común que nos dice que el disco es cultura.

@discoseldiablo

@DiscosElDiablo

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